Para la Noche en blanco de este año 2009, cuyo tema fue el regalo, Artistasdeguardia, montamos un stand de decisiones gratis. Una decisión es aquello que "en teoría" no podemos ni vender ni regalar, pero si pensamos existen ya casos en que las decisiones se venden.
Estoy hablando de los viajes organizados. Consisten básicamente en pagar porque alguien decida por nosotros, en cada minuto de nuestro tiempo de vacaciones. Si a alguien se le ocurren más...podemos empezar una lista.
Así, siguiendo el juego, durante 5 horas en pleno Gran Vía, estuvimos regalando decisiones, que entregábamos en ficha y sobre, a la atención del solicitante.
No fue tarea fácil, ya que nos lo tomamos tremendamente en serio y eso suponía una escucha atenta y comprometida, para dar la decisión que cada uno de nosotros considerábamos más oportuna, de forma objetiva, basándonos en la información que la persona nos daba. Al final, el desconocimiento mutuo, daba pie a una cierta objetividad.
Si bien, nunca exenta de fronteras escurridizas, pero que abrían tantas preguntas sobre: la enorme dificultad que experimentamos todos a la hora de tomar decisiones, la necesidad de hablar entre nosotros y contar nuestros asuntos y la necesaria distancia frente a los problemas que es tan útil para conseguir resolverlos.
Fue una experincia intensa y bonita, de escucha, de encuentros y de una especie de voluntariado que resultó ser de gran utilidad.
Estoy hablando de los viajes organizados. Consisten básicamente en pagar porque alguien decida por nosotros, en cada minuto de nuestro tiempo de vacaciones. Si a alguien se le ocurren más...podemos empezar una lista.
Así, siguiendo el juego, durante 5 horas en pleno Gran Vía, estuvimos regalando decisiones, que entregábamos en ficha y sobre, a la atención del solicitante.
No fue tarea fácil, ya que nos lo tomamos tremendamente en serio y eso suponía una escucha atenta y comprometida, para dar la decisión que cada uno de nosotros considerábamos más oportuna, de forma objetiva, basándonos en la información que la persona nos daba. Al final, el desconocimiento mutuo, daba pie a una cierta objetividad.
Si bien, nunca exenta de fronteras escurridizas, pero que abrían tantas preguntas sobre: la enorme dificultad que experimentamos todos a la hora de tomar decisiones, la necesidad de hablar entre nosotros y contar nuestros asuntos y la necesaria distancia frente a los problemas que es tan útil para conseguir resolverlos.
Fue una experincia intensa y bonita, de escucha, de encuentros y de una especie de voluntariado que resultó ser de gran utilidad.
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